Simposio en conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile (1973-2023)
El 5 de septiembre se realizó el simposio internacional en Conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile (1973 - 2023), organizado por el académico de la Universidad de Leiden, Patricio Silva. El simposio contó con la presencia de destacados académicos y académicas de Chile, entre ellos, Patricio Navia, Mariana Perry, Camila Jara, Pablo Isla y Carlos Peña, quienes debatieron sobre el significado de la experiencia de la Unidad Popular y el impacto del golpe de Estado en la memoria colectiva del país.
En la inauguración, el embajador de Chile en Países Bajos, Jaime Moscoso Valenzuela, destacó la importancia de reflexionar sobre las consecuencias del quiebre democrático e institucional en Chile, pero también en las víctimas y sus familias. Asimismo, relevó el compromiso de Países Bajos en la recuperación de la democracia chilena y su solidaridad con miles de connacionales que fueron acogidos en el país tras su partida al exilio.
Con el ánimo de difundir el rol desempeñado por Países Bajos, esta embajada los invita a leer la columna titulada “La solidaridad holandesa con la democracia en Chile” redactada por la académica Mariana Perry, doctora en humanidades de la Universidad de Leiden y Profesora asistente de la Universidad San Sebastián de Chile, al que podrán acceder a continuación.
“La solidaridad holandesa con la democracia en Chile”
Mariana Perry
Doctora en Humanidades, Universidad de Leiden
Profesora asistente, Universidad San Sebastián (Chile)
El golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973, abrió una serie de procesos que sobrepasaron las fronteras nacionales. El destino de miles de chilenos que sufrieron la represión por parte del régimen recién instalado fue tema de debate y preocupación en los más diversos foros internacionales.
Desde los Países Bajos, con un gobierno socialdemócrata en función desde mayo de 1973, la respuesta fue enérgica. De manera bastante transversal, la sociedad holandesa, manifestó abiertamente su condena a las violaciones de los derechos humanos y ejerció un rol protagónico en acciones orientadas al pronto retorno de la democracia en Chile, sentando precedentes históricos de acciones de solidaridad.
Los primeros vínculos entre el Partido del Trabajo holandés (PvdA) y la Unidad Popular, se remontan a un viaje que hizo Jan Pronk a inicios de los 1970 a Chile. Pronk, a su retorno, fundó el primero de muchos Comités de apoyo a la experiencia socialista en Chile. Luego en 1972, para la reunión de la UNCTAD realizada en Santiago de Chile, una comitiva presidida por Joop den Uyl, el mismo Pronk y miembros del parlamento holandés, se convencieron del carácter democrático del gobierno de Allende y buscaron apoyarlo en distintas instancias. Por lo tanto, tras el golpe, el gobierno liderado por Den Uyl fue activo en condenar y generar acciones para la recuperación de la democracia en Chile.
Una de las primeras medidas tomadas por el gobierno del PvdA fue cortar toda la ayuda de cooperación destinada a Chile y redirigirlo a las víctimas de la represión política. De hecho, cuando se quiso renegociar la deuda de Chile en foros internacionales a partir de 1973, los Países Bajos insistieron en agregar una cláusula democrática en los acuerdos. De manera adicional, inmediatamente luego del golpe, el gobierno holandés cortó todo préstamo a empresas holandesas que invirtieran en Chile.
En foros multilaterales como Naciones Unidas, a través de su ministro de Relaciones Exteriores Max van der Stoel, Holanda se destacó en la promoción de resoluciones condenatorias al régimen de Chile, buscando que las medidas no se limitaran a condenas verbales, sino que se crearan comisiones de investigación y grupos de trabajo especialmente dedicados a Chile.
André van der Louw, miembro prominente del PvdA, ocupó un papel protagónico en la causa democrática chilena. Su participación en la delegación de la Internacional Socialista que visitó Chile en octubre de 1973, lo convirtió en defensor y promotor de la defensa de los derechos humanos. Su elección como alcalde de Rotterdam en 1974, convirtió a la ciudad-puerto en un centro neurálgico de solidaridad hacia los chilenos en el exilio y en la conformación de una oposición democrática al régimen militar. La fundación del Instituto para un nuevo Chile en Rotterdam en 1977 es prueba de ello.
La sociedad civil holandesa también se hizo parte de activas campañas de solidaridad con Chile a través de la fundación de múltiples comités de solidaridad en todo el país. Entre sus actividades, se realizaron acciones de boicots en contra de los productos de exportación chilenos, organizaron manifestaciones multitudinarias cada 11 de septiembre y buscaron mantener la atención de la sociedad en el devenir de la política en Chile.
En suma, la sociedad holandesa en su conjunto puso a la defensa de los derechos humanos y el retorno a la democracia en el centro de su aproximación hacia el caso chileno, generando acciones inéditas de solidaridad hacia Chile.